Un poco mas de historia:
Historia del Real Monasterio de Santo Espíritu del Monte
(Ante el VI Centenario de su Fundación (1404-2004))
El Real Monasterio de Santo Espíritu del Monte, Sancti Spiritus, o Sant Esperit, es un convento franciscano, fundado por Doña María de Luna, esposa del rey de Valencia Martín 1V, el Humano, edificado en el centro del Valle de Tolíu, en las estribaciones de la Sierra Calderona, a 150 metros sobre el nivel del mar. Pertenece al municipio de Gilet, del que dista dos kilómetros y medio.
El 31 de enero de 1402, la reina adquiere una masía y sus tierras colindantes en el Valle de Toliu, propiedad de Na Jaurneta de Poblet, Señora de Gilet. Consigue la reina la aprobación pontificia el 16 de agosto de 1403, según la cual debía procederse según consejo del celebérrimo poligrafo Fray Francisco Eximenis, asesor de los regidores de Valencia y consejero de la propia reina.
El 3 de marzo de 1404, el Rey Don Martín IV, confirma la donación de terrenos y la amplía a todo el Valle de Tolíu y sus pertenencias y el 21 de octubre de 1404, la reina hace donación a los franciscanos, quienes toman canónica posesión. Se nombra primer Guardián a Fray Bartolomé Borrás.
Sant Espirit, siguiendo las directrices de Fray Francesc Eximenis, se convierte en difusor de la llamada Observancia de la Orden Franciscana en España que, con Segorbe, Chelva y Manzanera, serían el germen de la Provincia Observante de Aragón, subdividida más tarde en las Provincias de Aragón, Valencia, Baleares y Cataluña.
Santo Espíritu fue, durante casi tres siglos, convento de retiro espiritual franciscano, por sus condiciones de lugar alejado del mundo. En 1547 sufrió una invasión de los piratas berberiscos, que saquearon el convento y mataron a dos religiosos. Ese mismo año se inicia una restauración de la primitiva Iglesia. Destacó en esta casa de espiritualidad el Beato Nicolás Factor, escritor místico y pintor, elegido Guardián en 1553.
En 1679 da comienzo una gran restauración de la Iglesia, que culmina en 1681, con la construcción de la actual nave renacentista. Se aprovechan las pinturas de la iglesia anterior para montar el retablo del altar mayor, de estilo plateresco, presidido por la tabla pintada por Juan Miguel Porta en 1587. Posteriormente se hicieron los estucos y frescos de los lunetos.
En 1690 se amplía el convento, con claustro renacentista, en cuyos pilares hay pintadas, con filigranas Barrocas, las octavas reales de Fr Juan Martorell. Del mismo año son las ceramicas del retrablo a la Purísima en el Claustro, la escalera principal y las estaciones del Calvano de la plazoleta de entrada, típicamente valencianas.
En 1690 el convento, sin dejar su carácter de retiro y estricta observancia de la Regla de San Francisco, pasa a ser Colegio de Misioneros Apostólicos, con su fundador Fray Antonio Lina.z Epoca de esplendor, de apertura al campo pastoral más ambicioso. Se abre la Hospedería para casa de espiritualidad. Los religiosos se preparan para misionar en las diócesis de la Comunidad Valenciana y en las misiones de ultramar. Destaca en América, entre Luisiana y Panamá, el venerable Fray Antonio Margil de Jesús; y en las misiones en territorio valenciano, el popular Fray Pedro Vives, autor del Catecismo traducido a varias lenguas, a quien se erigió un monumento en la plaza de entrada
En 1727 llega al convento la pintura del napolitano Pablo Mathei titulada Madre de la Divina Gracia. En 1749 se adquiere la escultura Cristo del Coro, de Ignacio Vergara, quien pinta el lienzo San Diego. Estas obras, junto al Retablo Mayor, son lajoya artística del convento. De esa época son los retablos de las capillas laterales, con un lienzo de la Virgen del Rosario, dos frescos en la capilla de la Purísima y varios cálices repujados a mano.
El siglo XIX es el de los despojos. La invasión francesa convirtió el convento en hospital, haciendo espolios en las obras de arte del Monasterio. Los religiosos se dispersan (1811-1813). Vuelven a abandonar el convento en el periodo liberal (1822) y, forzosamente en la desamortización de Mendizábal de 1835.
Al no ser adquirido en subasta prescrita por la ley, siempre hubo algún religioso que cuidaba el recinto, hasta que pasó a la mitra diocesana, gozando de la protección del Cardenal Barrio, arzobispo de Valencia, que pasaba aquí grandes temporadas, habilitando la estancia conocida por Sala del Cardenal, que preside su Retrato, pintado por José Estruch, en 1865.
En 1878 se permitió la restauración de la Provincia Franciscana, siendo sede de la Curia Provincial hasta 1910, que pasó a Valencia. Casi siempre ha sido Casa Noviciado, provincial o nacional. En 1891 se inaugura la ermita neo gótica del huerto, construida por Fray Masco Company, en sustitución de la vieja de 1712. También es suya la Capilla de la Hospedería.
En 1896 falleció aquí, donde se había retirado para practicar los ejercicios espirituales, San Enrique de Ossó, fundador de la Compailía de Santa Teresa.
En Santo Espíritu hicieron el Noviciado los Beatos Pascual Fortuño, Plácido García, Salvador Mollar y Alfredo Pellicer, mártires, beatificados en 2001, como también los Siervos de Dios Ricardo Pelufo y36 compañeros mártires y Fray Humilde Soria, cuyos procesos se hallan en la Curia Romana, ylos mártires de China P. Aurelio Mahiques y Fray Pascual Nadal.
A pesar de las guerras y exclaustraciones forzosas, los religiosos han realizado continuas restauraciones, manteniendo el sabor espiritual del recinto. Santo Espíritu sigue siendo un pozo de cultura y de historia valencianas con irradiación internacional. El ecologista acampa por los alrededores buscando el gozo de la naturaleza; el artista o el intelectual se adentra para estudiar la historia y el arte; el religioso en busca de retiro para la oración
